martes, 21 de diciembre de 2021

El Parque de Cabecera (Parques y Jardines #1)

El parque tiene un aire al de Central Park de New York.
Fotografía I. Balensiya
CAMPANAR
Sant Pau

Callejero, el invierno ha llegado hoy. El Dios del Sol se alza con toda su fuerza, comienza su reinado con su imponente presencia y casi imperceptiblemente irá caldeando la tierra y las semillas despertarán bajo la tierra. Aquel otoño de días cálidos quedó atrás en la memoria, hoy solo hay frio y algo de brisa que hiere con su helor la piel del rostro. Aún así, hoy salí a mostrarle mis respetos, a buscar su presencia. Porque queramos o no, todos somos fieles del Dios del Sol, y estamos a su merced. 

Suelo ir a parajes cercanos a Valencia ciudad para honrar al Dios Sol, para agradecerle por los frutos dados por la estación que ha pasado y darle la bienvenida a la nueva que está por llegar. Pero en esta ocasión mis pasos me han llevado al llamado Parque de Cabecera.

El sol de Invierno.
Fotografía propia

Su extraño nombre "de Cabecera" vienen a que está en la cabecera del rio Turia a su paso urbano por dentro de Valencia. Recordemos que el Turia cada otoño se desbordaba y Valencia se inundaba. Para evitarlo se llevó a cabo el Plan Sur, para desviar su curso natural y salvar de las riadas a la ciudad. El alcalde y gobierno de la época propusieron hacer una gran autopista en el lecho seco del rio. Pero no pudieron hacer nada con la movilización ciudadana, que con el lema: ¡ El riu es nostre i el volem verd ! se logró planificar un jardín urbano de 9 kilómetros de largo y diversas fuentes en recuerdo del agua perdida. 

Comparativa del proyecto de la autopista con el jardín que se realizó

Este llamado Jardín del Turia se coronó en 2004 con la inauguración del Parque de Cabecera. Una gran zona verde en plena área metropolitana con 167.869 metros cuadrados. Convirtiéndose en el nexo de unión entre el Jardín del Turia, en el histórico lecho del rio y en un futuro con el Parque Fluvial del Turia - que comienzan entre los términos de Villamarchante y Ribarroja del Turia hasta Quart de Poblet - gracias al proyecto del bosque de pinos que unirá el Fluvial con el Cabecera. 

La línea verde es el Turia original en su cauce, la verde discontinua por donde pasó el Turia 
en hasta hace unas décadas. La naranja el Plan Sur, el círculo naranja el cambio de sentido
del Turia. El circulo rosa el terreno que ocupa el Parque de Cabecera.
Rotulación: I. Balensiya.

Vista aérea del cambio de sentido, En primer plano el Plan Sur, a la izquierda
marcado en linea discontinua blanca el trazado antiguo del Turia. En el mapa anterior
está dentro del círculo naranja.
 

Desde 2004 el Parque de Cabecera ofrece a la ciudad y a sus poblaciones vecinas, un espacio verde de gran tamaño en la que disfrutar de un "día de campo" sin salir de la ciudad. Esto se debe al gran estudio que se realizó de topografía, donde con las diferentes cotas de terreno, se consigue crear ambientes íntimos con amplias vistas, recreando como era la zona del rio en estado salvaje, hace unos pocos siglos atrás, dónde el protagonista del paisajismo es el agua. Todo ello gracias al gran trabajo que hicieron los diseñadores de paisajismo: Arancha Muñoz, Eduardo de Miguel y Vicente Farinós. 

Plano del Parque de Cabecera

Si comenzamos nuestra exploración por el parque, descubrimos que está dividido en varias zonas como la Cascada del Sol, el Riachuelo del Sol, el Lago de los Álamos, la Colina del Mirador y el Bosque de Ribera. 

La Cascada del Sol.
Fotografía: I. Balensiya

La Cascada del Sol es por donde el agua del parque mana a través de una cascada artificial por debajo del Molino del Sol , molino hidráulico construido sobre la acequia de Rascanya en 1880. Es el último que se construido en la Huerta de Valencia – y del cual hablaremos en otra ocasión – que se rehabilitó por completo en 2005 y actualmente pertenece a la 4ª unidad del Distrito Abastos de la Policía Local.

El Molino del Sol el retén de policía local. 

El agua embalsada fluye por un pequeño canal, formando el Riachuelo del Sol, salta el pequeño azud y discurre por debajo de varios puentes, para acabar desembocado en el Lago de los Álamos.

El rio de camino al lago
Fotografía: I. Balensiya

La Colina del Mirador, es su parte más alta –15 metros–, desde allí podemos ver a la lejanía el Parque Natural de la Sierra del Calderona, además de tener vistas panorámicas al conjunto del Cabecera y maravillarte con increíbles atardeceres. En una de las laderas hay un anfiteatro, donde se hacen diversas representaciones al aire libre, en otra comienza el bosque de pinos mediterráneos.

La Colina del Mirador 
Fotografía: I. Balensiya

El Lago de los Álamos es donde se recogen todas las aguas del riachuelo del Sol, formando una gran extensión de agua, donde es posible recorrerla alquilando un patín acuático con forma de cisne y navegar entre los patos del parque.

Finalmente, el Bosque de Ribera es una agrupación de pinos a los pies del Mirador, y de los caminos cercanos donde crecen diferentes especies de árboles, los suelos están cubiertos de hiedras y otras especies botánicas como acantos o lentiscos.

El Parque de Cabecera ha logrado, en cierta manera, rememorar como fue aquel ambiente fluvial a la entrada de Valencia que tuvo hace apenas unas cuantas décadas atrás y que los ancianos vecinos de Mislata de la próxima calle de Valencia, seguramente aún recuerden en lo más profundo de su mente. 

Ahora, la zona con su gran lago artificial, su riachuelo y sus caminos llenos de sauces, álamos, pinos, fresnos y la baja vegetación de bosque que conserva la tierra húmeda, hace las delicias al caminante que vagabundea por ahí protegido por esas tapias de piedra seca, que levantaron sin argamasa, o pisa los caminos formados con antiguas traviesas de madera de ferrocarril. 

Detalle del suelo de madera
Fotografía: I. Balensiya

Sin lugar a duda es un oasis dentro de la ciudad, un poco de campo al que poderte escapar del ajetreo de la ciudad todos los días y disfrutar del sonido del agua, de los patos, de los pájaros y del susurrar del aire entre las hojas de los árboles. 

El Parque de Cabecera no es más que la entrada a la ciudad de un rio, que nunca se fue, pues el Turia y sus aguas están presentes en la mente de todos los valencianos. 

La historia de la ciudad acaba por hoy, es momento de que camines en silencio contemplando la Naturaleza y los regalos que te hace. ¡Feliz Solsticio de Invierno!

Hoja del Parque de Cabecera
Fotografía: I. Balensiya





Al fondo la Colina del Mirador
Fotografía: I. Balensiya.

Los álamos del lago, una buena zona de picnic en verano.
Fotografía: I. Balensiya.

La zona del Lago de los Álamos.
Fotografía: I. Balensiya.

El lugar por donde desaparece el agua. El Bosque de Ribera
Fotografía: I. Balensiya.

Detalle de las traviesas de madera.
Fotografía: I. Balensiya.

Subida a Colina del Mirador
Fotografía: I. Balensiya.

Hiedras en el Bosque de Ribera.
Fotografía: I. Balensiya.

Zona de running y el puente de Biopark
Fotografía: I. Balensiya.

El bosque de pinos.
Fotografía: I. Balensiya.

Senderos hacia el lago.
Fotografía: I. Balensiya.

El Bosque de Ribera.
Fotografía: I. Balensiya.

Lentisco en frutos, ya se acerca la Navidad.
Fotografía: I. Balensiya.

Patín de pedales para navegar por el lago.
Fotografía: I. Balensiya.

El lago, al fondo la zona de los Álamos con gente en la hierba.
Fotografía: I. Balensiya.

Mirador al lago.
Fotografía: I. Balensiya.

Vista desde dentro del lago.
Fotografía: I. Balensiya.

Patos que podemos encontrar todos los dias.
Fotografía: I. Balensiya.

Curiosidad, un pato durmiendo.
Fotografía: I. Balensiya.

El "anfiteatro" o escenario al aire libre.
Fotografía: I. Balensiya.

Vistas desde arriba de la Colina del Mirador.
Fotografía: I. Balensiya.

La zona de la Cascada del Sol.
Fotografía: I. Balensiya.

Al fondo las casas de Benimàmet, desde arriba de la Colina.
Fotografía: I. Balensiya.

Gansos que podemos encontrar en el parque.
Fotografía: I. Balensiya.

Hiedra y flores de Vinca.
Fotografía: I. Balensiya.

El sol de este día especial.
Fotografía: I. Balensiya.

Bayas del Bosque de Ribera.
Fotografía: I. Balensiya.

El suelo está lleno de piñas.
Fotografía: I. Balensiya.

Otra vista del Bosque de Ribera, el fondo entre los
 árboles los edificios de Valencia.
Fotografía: I. Balensiya.

Patos jugando y divirtiendose.
Fotografía: I. Balensiya.

Flores de la subida a la Colina del Mirador.
Fotografía: I. Balensiya.

La subida a la Colina del Mirador por la parte del Bosque de Ribera.
Fotografía: I. Balensiya.


El Bosque de Ribera
Fotografía: I. Balensiya.

Camino entre las hiedras.
Fotografía: I. Balensiya.

Entrada al bosque de pinos
Fotografía: I. Balensiya.

El final de la subida al mirador.
Fotografía: I. Balensiya.

Bosque de Ribera
Fotografía: I. Balensiya.

El parque y al fondo los edificios de la entrada a Valencia.
Fotografía: I. Balensiya.

El barco vikingo junto a la playa del lago.
Fotografía: I. Balensiya.

Camino a la Cascada del Sol
Fotografía: I. Balensiya.

Al fondo el Edificio Navis.
Fotografía: I. Balensiya.

Palomas, tan típicas de Valencia.
Fotografía: I. Balensiya.

Vistas al lago, al fondo Mislata.
Fotografía: I. Balensiya.

El azud del riachuelo del Sol.
Fotografía: I. Balensiya.

Caminos desde la Cascada del Sol hacia el lago.
Fotografía: I. Balensiya.

Pato de cuello verde.
Fotografía: I. Balensiya.

Gansos buscando algo de comer.
Fotografía: I. Balensiya.

Vistas al lago, al fondo la calle Camino de Favara (Mislata)
Fotografía: I. Balensiya.

Ejemplares de papiro junto al puente.
Fotografía: I. Balensiya.

La Colina los días de frio que apenas hay gente, semeja los
 antiguos túmulos funerario de alguna cultura ancestral.
Fotografía: I. Balensiya.


Los patos se acercan a ti, porque saben que les vas a dar de comer.
Fotografía: I. Balensiya.